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¿Cómo reclamar un despido improcedente sin abogado?

Mujer saliendo con una caja con sus pertenencias después de ser despedida del trabajo.

Perder un empleo de forma inesperada es una de las experiencias más duras en el plano profesional y emocional. Cuando un despido parece injusto o se notifica sin pruebas, surge la impotencia de no saber cómo reaccionar ni qué derechos se pueden ejercitar. Este artículo pretende ser una guía exhaustiva para quienes se preguntan cómo reclamar un despido improcedente sin abogado. No sustituye a una consulta legal, pero sí aporta orientación jurídica, propuestas prácticas y consejos emocionales para afrontar el proceso con seguridad y dignidad.

¿Qué se entiende por despido improcedente?

Antes de iniciar cualquier reclamación conviene saber de qué hablamos. En España existen tres grandes tipos de despido: procedente (la empresa acredita una causa real y respeta los requisitos formales), improcedente (no existe causa válida o no se cumplen los requisitos legales) y nulo (la causa vulnera derechos fundamentales o se produce una discriminación).

El despido improcedente es aquel en el que el empresario no justifica adecuadamente las razones de la ruptura contractual o incumple formalidades esenciales. Esto puede suceder cuando se cita un motivo genérico sin pruebas, cuando no se entrega una carta de despido o cuando se omiten requisitos de preaviso u objetivos. En esa situación, el trabajador puede impugnar el despido y solicitar que un juez lo declare improcedente.

Una vez que se logra esa declaración judicial, la empresa debe elegir entre readmitir al trabajador en su puesto de trabajo o indemnizarlo con una compensación. La indemnización habitual es de 33 días de salario por año de servicio (con un máximo de 24 mensualidades) para el tiempo trabajado desde febrero de 2012; para periodos anteriores se computan 45 días de salario por año de servicio. Esta información es clave porque servirá de referencia para calcular el importe que se puede reclamar y decidir si nos conviene negociar un acuerdo o exigir la reincorporación.

Primera reacción: gestionar el impacto emocional y legal

Recibir una carta de despido provoca un shock emocional. Es fácil que aparezcan la rabia, la tristeza o la ansiedad. Expertos en psicología laboral recomiendan aceptar las emociones y darles salida, ya que reprimirlas prolonga el malestar. Tómese unos días para asumir lo ocurrido, descanse si lo necesita y procure mantener una actitud orientada a metas después de ese breve descanso. Durante estas horas iniciales la mente está saturada; conviene no tomar decisiones precipitadas ni firmar documentos por impulso.

En el plano práctico, la recomendación de muchos abogados es mantener la calma y pedir tiempo para revisar lo que se firma. La guía del despacho García de la Santa recuerda que, aunque sienta frustración o enfado, es fundamental conservar la calma, escuchar los argumentos del responsable y no firmar documentos sin leerlos. Lo aconsejable es firmar la carta de despido añadiendo la nota “No conforme” o “Recibido, no conforme”. Esto demuestra desacuerdo con el contenido y evita que la empresa alegue que usted aceptó las causas del despido.

Este primer gesto resulta de gran ayuda más adelante: si decide impugnar el despido, la anotación “No conforme” servirá como prueba de su desacuerdo y permitirá reclamar con más facilidad. Si se niega a firmar, la empresa puede notificarle por burofax u otros medios.

Recopilar pruebas y revisar la documentación

Tras la sorpresa inicial es momento de organizar la información. Las reclamaciones laborales se basan en documentos: el contrato de trabajo, las nóminas, el certificado de empresa, la carta de despido y cualquier comunicación relevante (correos electrónicos, mensajes, etc.). La guía de Acountax señala que los trabajadores deben recopilar estos papeles porque son imprescindibles para presentar la demanda. Guardar capturas de pantalla o mensajes que demuestren cambios de actitud, presiones o irregularidades ayudará a probar que el despido carece de causa.

Conviene además conservar copias de las comunicaciones internas (por ejemplo, correos con sus superiores o notificaciones de baja en la Seguridad Social). Cualquier discrepancia entre la carta de despido y la realidad laboral puede reforzar la argumentación.

Otro aspecto importante es anotar fechas. La impugnación de un despido improcedente está sujeta a un plazo estricto de 20 días hábiles desde la fecha de efecto del despido. Estos días son laborables; los fines de semana y festivos no cuentan. Respectar el plazo es esencial, ya que transcurrido ese tiempo el despido se considerará firme y ya no podrá impugnarse.

¿Es posible reclamar sin abogado?

Muchas personas se preguntan si pueden defenderse por sí mismas. La respuesta es sí, pero conviene entender los matices. El orden jurisdiccional social en España se caracteriza por ser accesible y por proteger de manera especial a los trabajadores. La guía de Acountax explica que los procesos laborales son ágiles, están exentos de tasas y son accesibles incluso sin abogado. Esto significa que, a diferencia de otros ámbitos del derecho, usted puede presentar la demanda personalmente ante el Juzgado de lo Social. No obstante, que sea posible no significa que siempre sea recomendable.

El primer paso para impugnar un despido es presentar una papeleta de conciliación ante el Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación (SMAC) o su equivalente autonómico. Según el despacho IENE Abogados, no es necesario contar con abogado ni procurador para redactar y presentar la papeleta o asistir al acto de conciliación. El propio trabajador puede comparecer y defender sus derechos. La ley permite esta auto‑defensa para facilitar el acceso a la justicia y reducir los costes.

Sin embargo, la misma fuente advierte que la redacción de la papeleta es compleja: cualquier omisión o error puede limitar las reclamaciones posteriores. Por ello, aunque la presencia de un abogado no sea obligatoria, se recomienda consultar a un profesional para asegurar que se solicitan correctamente los conceptos indemnizatorios, se cumplen los plazos y se argumentan bien los hechos. Los honorarios suelen estar condicionados al resultado, por lo que su coste no es tan elevado como se piensa.

El blog Laboro recuerda que el trabajador puede representarse a sí mismo en cualquier juicio laboral; la legislación lo permite para garantizar el derecho a la tutela judicial. Muchos eligen este camino cuando las cantidades en juego son pequeñas, no pueden permitirse un abogado, confían en sus conocimientos o quieren mantener el control del proceso. Aun así, reconoce que no todo el mundo dispone de la preparación necesaria y que, en caso de apelación, la ley exige la intervención de un abogado.

Ventajas y desventajas de reclamar sin abogado

Optar por autodefensa tiene pros y contras. Entre las ventajas se encuentran:

  • Ahorro económico: se evitan honorarios profesionales, lo que puede ser importante si el despido ha dejado sin ingresos.
  • Control del proceso: usted decide qué reclamar, cómo argumentar y qué acuerdos aceptar.
  • Agilidad: no depende de la agenda de terceros para preparar la documentación.

No obstante, existen desventajas:

  • Complejidad técnica: la normativa laboral es extensa. Un error en la papeleta o en los cálculos puede impedir reclamar ciertos conceptos.
  • Falta de experiencia negociadora: los abogados están acostumbrados a negociar indemnizaciones y a detectar fraudes. Un trabajador puede aceptar una compensación insuficiente o sentirse presionado para firmar un acuerdo que no le conviene.
  • Gestión emocional: defenderse exige hablar con la empresa, exponer argumentos y acudir a actos de conciliación. Si las emociones están a flor de piel, puede resultar difícil mantener la calma y negociar eficazmente.

Sopesar estos factores le ayudará a decidir si quiere iniciar el procedimiento solo o con apoyo profesional. Recuerde además que las personas trabajadoras tienen derecho a la justicia gratuita. El artículo 2.d de la Ley 1/1996 de Asistencia Jurídica Gratuita reconoce que los trabajadores y beneficiarios de la Seguridad Social están exentos del pago de tasas y pueden contar con representación jurídica gratuita en el orden social. El artículo 6 de la misma ley afirma que esta asistencia incluye la defensa y representación por abogado cuando sea necesaria. Por tanto, si no dispone de recursos, solicite el beneficio de justicia gratuita para que un profesional le represente sin coste.

Paso a paso para presentar la papeleta de conciliación

Checklist. Pasos a seguir

Reclamar un despido improcedente comienza con la papeleta de conciliación, un documento que debe presentarse ante el SMAC o su órgano autonómico equivalente. La ley exige intentar un acuerdo extrajudicial antes de acudir al juzgado. A continuación describimos los pasos más importantes:

1. Redactar la papeleta

La papeleta debe contener los datos completos del trabajador y de la empresa (nombre, domicilio social, CIF), la descripción de la relación laboral (fecha de inicio, categoría, salario), la fecha y circunstancias del despido, los hechos que se consideran irregulares y las pretensiones (por ejemplo, la declaración de improcedencia y la indemnización). El despacho Aguado Abogados explica que la papeleta debe presentarse antes de interponer la demanda y puede redactarla el propio interesado o su representante. Incluir todos los datos y argumentos desde el principio es esencial, porque posteriormente no se podrán ampliar los hechos en la demanda.

2. Presentación y plazo

Una vez redactada, la papeleta se presenta en el Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación correspondiente al domicilio del trabajador o de la empresa. El plazo para presentarla es de 20 días hábiles a partir de la fecha de efecto del despido. Fines de semana y festivos no se cuentan. Cuando el trabajador entrega la papeleta, el plazo de 20 días se suspende y se reanuda al día siguiente de la celebración de la conciliación o transcurridos 15 días sin haber tenido lugar el acto.

3. Notificación y celebración del acto

El SMAC notificará a la empresa la fecha y hora para celebrar el acto de conciliación. En la práctica, este acto es una reunión donde las partes, con o sin representantes, intentan llegar a un acuerdo. Las resoluciones pueden ser:

  • Con avenencia (acuerdo): la empresa acepta reconocer la improcedencia y abonar la indemnización acordada; el conflicto termina ahí.
  • Sin avenencia (sin acuerdo): no hay acuerdo, por lo que el trabajador puede interponer la demanda judicial.
  • Sin efecto: la empresa no se presenta; el trabajador queda habilitado para demandar.

Los artículos del despacho Allende Abogados indican que si no se alcanza un acuerdo en la conciliación, el trabajador puede presentar una demanda ante el Juzgado de lo Social. La hoja de conciliación deberá acompañarse a la demanda como prueba de que se ha intentado la vía extrajudicial.

4. Consejos para la conciliación

Aunque no es obligatorio acudir con abogado, es recomendable tener asesoramiento para calcular la indemnización y negociar con eficacia. El despacho Civic Abogados destaca que el acto de conciliación es un trámite obligatorio y que el plazo para demandar se suspende al presentar la papeleta. Además, advierte de que los plazos continúan después de la conciliación; por ello, si no hay acuerdo, se debe presentar la demanda rápidamente dentro del plazo restante.

Durante la conciliación conviene mantener una actitud dialogante: exponer los hechos de manera ordenada, escuchar la propuesta de la empresa y no dejarse presionar. Si siente que la oferta es insuficiente, no dude en rechazarla. Recuerde que siempre puede acudir a juicio.

Pasar a la vía judicial: la demanda por despido improcedente

Si la conciliación fracasa o la empresa no acude, el siguiente paso es presentar una demanda por despido ante el Juzgado de lo Social. Según Acountax, el trabajador puede presentar la demanda por sí mismo o con ayuda de un abogado. En la demanda se reproducen los hechos y argumentos expuestos en la papeleta y se aporta el acta del SMAC.

El juicio por despido es relativamente rápido. Durante la vista, el juez valorará la existencia de causa y los posibles incumplimientos formales. Si declara el despido improcedente, concederá a la empresa un plazo de cinco días para elegir entre la readmisión del trabajador o el pago de la indemnización. La indemnización se calcula multiplicando los años de servicio por los días de salario que correspondan (33 o 45 días según la antigüedad). Si se trata de un despido nulo (por ejemplo, cuando se despide a una trabajadora embarazada o a un empleado durante una baja médica), la empresa estará obligada a readmitirlo y a abonar los salarios de tramitación.

Presentar la demanda también es gratuito para los trabajadores, y la Justicia social está diseñada para ser comprensible. Aun así, se deben respetar los plazos y requisitos formales, por lo que contar con asesoría legal puede marcar la diferencia.

Cálculo de la indemnización: cómo estimar lo que le corresponde

Uno de los aspectos que genera más dudas es la cuantía de la indemnización en caso de despido improcedente. La normativa distingue dos tramos:

  1. Periodo trabajado hasta el 12 de febrero de 2012: 45 días de salario por cada año trabajado, con un máximo de 42 mensualidades.
  2. Periodo trabajado después del 12 de febrero de 2012: 33 días de salario por año trabajado, con un límite de 24 mensualidades.

Si el contrato comenzó antes de 2012 y finalizó después, se prorratean los días en cada tramo. La indemnización se calcula a partir del salario bruto diario (incluyendo prorrateo de pagas extra). Aunque existen calculadoras en línea, es recomendable verificar los datos con un profesional para evitar errores. Recuerde también que en la conciliación las partes pueden pactar una cantidad distinta; su objetivo puede ser negociar un acuerdo que se ajuste a sus necesidades económicas y a la continuidad en el mercado laboral.

¿Qué ocurre si decido no impugnar?

Es posible que, tras valorar la situación, decida no reclamar. Tal vez porque la empresa ofrece una indemnización atractiva o porque no desea continuar la relación laboral. Aceptar un acuerdo no es ilegítimo; sin embargo, conviene asegurarse de que la propuesta está bien calculada. Los errores más comunes son no respetar el plazo de 20 días, aceptar indemnizaciones inferiores a las que corresponderían o renunciar a derechos sin conocimiento. Incluso si decide no impugnar, firmar la carta de despido con la anotación “No conforme” es una medida prudente.

Recursos y ayudas disponibles

Además de la justicia gratuita, existen otros recursos que pueden ser útiles:

  • Servicios de información sindical: los sindicatos disponen de asesores que orientan sobre plazos y documentación.
  • Graduados sociales: profesionales especializados en derecho laboral que pueden representar al trabajador en conciliaciones y juicios a precios más asequibles.
  • Oficinas de atención al trabajador en las comunidades autónomas: ofrecen información sobre las prestaciones por desempleo y los derechos laborales.
  • Asociaciones de desempleados y ONG: proporcionan apoyo emocional y acompañamiento en el proceso.

No dude en solicitar ayuda si se siente desbordado. La ley pretende proteger al trabajador, y el acceso a la información es esencial.

Consejos para cuidar la salud emocional durante el proceso

Afrontar un despido no es solo una cuestión jurídica. La salud emocional es un pilar que necesita atención. El portal Psicología y Mente ofrece varias pautas útiles:

  • Aceptar las emociones: es normal sentir dolor, rabia o tristeza; no reprima lo que siente y permita que salga.
  • Mantener una actitud orientada a metas: después de un periodo breve de descanso, conviene enfocarse en objetivos a corto plazo para recuperar la sensación de control.
  • Transitar el duelo: como toda pérdida, el desempleo requiere pasar por las fases de duelo; sentir tristeza o enfado forma parte del proceso.
  • Mirar hacia adelante sin rencores: centrar la energía en la venganza solo perjudica; es mejor enfocarse en el propio bienestar y en las posibilidades de futuro.
  • Mantener la mente ocupada: realizar actividades que nos gusten, hacer ejercicio o practicar hobbies ayuda a canalizar el estrés.
  • Apoyarse en el entorno: pedir ayuda a familiares y amigos es fundamental; compartir la carga emocional y escuchar otras perspectivas facilita superar el bache.
  • Conocerse a uno mismo: analizar las propias fortalezas, intereses y necesidades nos permite planificar mejor la búsqueda de empleo y reconectar con nuestra identidad.

Seguir estas pautas no elimina el problema legal, pero sí prepara el terreno para afrontarlo con serenidad. En la guía de García de la Santa se insiste en que, a la hora de firmar documentos, se conserve la calma y se mantengan las emociones a raya. El autocuidado es un aliado estratégico: cuando se está tranquilo, se toman decisiones más acertadas y se defienden mejor los derechos.

Preguntas frecuentes

¿Qué plazo tengo para reclamar un despido improcedente?

Se dispone de 20 días hábiles desde la fecha de efecto del despido para presentar la papeleta de conciliación. Los fines de semana y festivos no cuentan. El plazo se suspende al presentar la papeleta y se reanuda cuando finaliza el acto de conciliación o transcurren 15 días sin celebrarse.

¿Dónde se presenta la papeleta de conciliación?

En el Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación (SMAC) correspondiente al domicilio del trabajador o de la empresa, o en el órgano equivalente de la comunidad autónoma.

¿Es obligatoria la presencia de un abogado en la conciliación?

No. La ley permite que el trabajador presente la papeleta y comparezca en el acto por sí mismo. Sin embargo, se recomienda contar con asesoramiento para evitar errores de redacción y negociar de forma eficaz.

¿Qué sucede si no se alcanza un acuerdo en la conciliación?

Podrá interponer una demanda por despido ante el Juzgado de lo Social. El acta de conciliación demostrará que se ha intentado la vía extrajudicial.

¿Puedo representarme solo en el juicio por despido?

Sí, la legislación laboral permite que el trabajador se represente a sí mismo. No obstante, si se recurre la sentencia ante un tribunal superior, la ley exige la intervención de un abogado y un procurador.

¿Hay algún coste por presentar la demanda?

Los procedimientos laborales están exentos de tasas y el trabajador no debe abonar costas si pierde el juicio. Además, los trabajadores y beneficiarios de la Seguridad Social pueden acceder a la asistencia jurídica gratuita que cubre la defensa y representación.

¿Qué debo poner al firmar la carta de despido?

Se recomienda añadir la leyenda “No conforme” al firmar la carta, de modo que quede constancia de que no se aceptan las causas del despido.

¿Qué indemnización me corresponde si gano el juicio?

Para despidos improcedentes, la empresa debe elegir entre readmitir al trabajador o pagar una indemnización. El cálculo habitual es de 33 días de salario por año trabajado desde febrero de 2012 y 45 días por año para el periodo anterior, con los límites máximos mencionados.

Reflexión final

Reclamar un despido improcedente sin abogado es posible gracias a la legislación laboral española, que busca proteger a las personas trabajadoras mediante procedimientos ágiles y accesibles. La autodefensa ofrece control y ahorro económico, pero conlleva riesgos si se desconoce la normativa o se carece de habilidades negociadoras. Afortunadamente, existen mecanismos de justicia gratuita para que nadie renuncie a sus derechos por falta de recursos.

Desde una perspectiva humana, la pérdida del empleo no es solo un problema legal sino también emocional. Aceptar las emociones, cuidar la salud mental y apoyarse en el entorno son estrategias fundamentales para encarar el proceso con confianza. Si decide emprender la reclamación, recuerde recoger toda la documentación, firmar “No conforme” en la carta de despido, presentar la papeleta de conciliación a tiempo y valorar la ayuda de profesionales.

Esta guía pretende acompañarle en cada paso, recordándole que sus derechos existen y que no está solo. Con información rigurosa y una actitud serena, podrá tomar decisiones informadas y avanzar hacia un futuro laboral mejor.

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